En España ha surgido recientemente múltiples opiniones en virtud de un hecho jurídico que, sin duda alguna, marcará un precedente para el mundo de la tecnología y el derecho. La posibilidad de contraer nupcias con una entidad no humana, es el caso de Alicia Framis, quien se convertirá en la primera mujer en contraer nupcias con un holograma llamado AiLex. Este fue creado por inteligencia artificial, a partir de los perfiles de relaciones anteriores de Alicia. El holograma puede emitir respuestas y emociones, y llevan conviviendo ya por varios meses. Pese a todo lo comentado, este matrimonio forma parte de una exposición de arte que estará publicando la artista española, misma que tendrá una exposición en el Museo Depot Boijmans Van Beuningen de Rotterdam de Holanda, y llevará por nombre “La primera mujer en casarse con un holograma”.
Es importante resaltar, no existe legislación que refiera a esta práctica dentro del órgano legislativo español u holandés (en donde se ejecutará la “ceremonia”). Sin embargo, existe la Ley de Inteligencia Artificial aprobada recientemente por la Unión Europea y que tiene repercusiones jurídicas para todos los estados miembros, entre los cuales se encuentran ambas naciones. Como anteriormente compartimos , el objetivo del reglamento es que todos los países de la Unión Europea se rijan por la misma legislación. La Unión Europea califica a la IA como, “Diseñado para funcionar con un cierto nivel de autonomía y que, basándose en datos de entradas proporcionadas por máquinas o por personas, infiere cómo lograr un conjunto de objetivos establecidos utilizando estrategias de aprendizaje automático o basadas en la lógica y el conocimiento, y genera información de salida, como contenidos (sistemas de inteligencia artificial generativos), predicciones, recomendaciones o decisiones, que influyan en los entornos con los que interactúa»; por lo que respecta a los modelos fundacionales, se conciben como los entrenados en una gran cantidad de datos no etiquetados a escala (generalmente mediante aprendizaje autosupervisado y/o con recopilación automática de contenido y datos a través de internet mediante programas informáticos) que da como resultado un modelo que se puede adaptar a una amplia gama de tareas posteriores.” Por ende, el matrimonio que la ciudadana española pretende contraer con la Inteligencia Artificial, sería regulado en un futuro hipotético por este reglamento.
Entendiendo que el holograma, sería una especie de sistema de inteligencia artificial generativo, podría adoptar múltiples tareas en una amplia gama, la cual estaría derivada de su naturaleza. No obstante, tomando en cuenta el caso en desarrollo, es importante resaltar que existen ciertas limitaciones en cuanto al alcance jurídico. Entre los cuales destaca la ejecución de ciertas labores que forman parte de la convivencia común. El cuerpo normativo europeo, citado previamente, establece lo siguiente dentro de las prohibiciones y limitantes de la IA en Europa, “La introducción en el mercado, la puesta en servicio o la utilización de sistemas de IA para inferir las emociones de una persona física en los ámbitos de la aplicación de la ley y la gestión de fronteras, en lugares de trabajo y en centros educativos.”
Esto podría configurarse como una limitación a la capacidad de goce y de obrar de la IA. Por ende, la IA y pareja de Alicia Framis, debe limitarse a determinadas tareas dentro de la convivencia legal, dentro del marco jurídico que atribuye la Unión Europea a los países que la componen.
Cabe destacar que aunque Alicia Framis podría ser la primera mujer en casarse con una IA, ya existe un precedente medianamente análogo. Se trata de un japonés, que solicito ser pareja de un holograma en Japón, este es el caso de Kondo quien decidió manifestarle su amor a Hatsune Miku un holograma japonés sumamente famoso generado por software. A su vez, el matrimonio de Kondo fue aprobado a través de un certificado de matrimonio por el estado Nipón. El software dejó de actualizarse hace dos años, por ende Kondo quedo en condición de “Viudo” para el estado Japonés. Kondo sentó el primer precedente en Japón; sin embargo, bajo un contexto legal muy distinto y en un punto histórico en el cual no existían regulaciones en materia de Inteligencia Artificial.
