NFT es el acrónimo de Non Fungible Token, lo que en castellano sería Token no fungible.
Decimos que es un Token, porque representa una unidad de valor creada por una organización para regir su modelo de negocios e incentivar la interacción entre los usuarios y sus productos. Un Token hace referencia a una ficha, similar a las monedas, pero sin el valor de curso legal. Aprende más sobre Token es nuestro articulo Nociones Básicas sobre Tokens
Por otro lado, decimos que «no» es fungible, porque son de tipo único, es decir; no se pueden canjear por la misma cantidad del mismo tipo, puesto que cada uno tiene varias funcionalidades y características diferentes. En economía, los activos fungibles son unidades que se pueden intercambiar fácilmente, como el dinero.
Volvamos a los Tokens para explicarlo mejor; decíamos que un token era una ficha, como puede ser la ficha de un casino, que tiene un valor determinado dentro del establecimiento, y sirve para que los usuarios participen en los juegos de azar.
El acceso a estas fichas, se realiza mediante un importe en dinero fiduciario y luego se pueden canjear por el valor que corresponda a cada una de ellas. Este canje es importante por que las fichas de casino, como los token no tienen valor de curso legal.
Ahora bien, supongamos que compramos una ficha de casino de $100, y con un poco de suerte nuestro balance final arroja una ganancia de $400 en fichas. Para el momento del canje, entregaremos al casino las fichas obtenidas y este nos entregará $500 en dinero fiduciario.
De aquella ficha de $100 no habrá rastro, lo cual no importa, porque al fin y al cabo, el valor de la ficha inicial corresponde al mismo valor de las otras fichas distribuidas por el casino con ese valor. Entiéndase, el casino distribuyó tantas fichas de $100 como consideró necesario y todas tienen un mismo valor canjeable por dinero fiduciario.
¿Qué pasaría si nuestra ficha de $100 fuera única?
Digamos que nuestra ficha fue diseñada por un famoso ilustrador, quien adornó discretamente está única pieza, y que el casino en complicidad, la distribuyó con el resto de las fichas a la suerte de quien se percatara de su originalidad.
Sin duda, habremos empezado nuestra jornada con suerte, y probablemente evitemos canjear nuestra original ficha.
En la garantía de que tenemos en nuestro poder una ficha única e irrepetible, apreciaremos su valor, que nada tendrá que ver con los $100 que pagamos inicialmente, sino más bien, con la cantidad de dinero que estén dispuestos a ofrecernos por ella.
El resto de las fichas de $100 son fungibles, como lo es el billete de $100 con que compramos la ficha o su equivalente en Bitcoin, que vendimos para obtener esos $100 en dinero fiduciario, cada una de ellos es igual a cualquier otra unidad de valor de la misma especie, no así nuestra ficha; nuestra ficha es diferente.
Algo similar ocurre con un token no fungible, creado para determinado activo digital, con el objeto de almacenar cierta información que es autentica y original, y que a su vez; hace a dicho activo una unidad de valor única e indivisible.
Sí, activo digital; los NFT están destinados a los activos digitales, que a diferencia de los activos físicos, son recursos intangible, como lo pueden ser imágenes, documentos, videos, paginas web, entre otras. Ahora bien, cuidado, porque los activos digitales, pueden alcanzar un inmenso valor cuando se les puede atribuir su propiedad, como veremos más adelante.
Hasta aquí queda claro la lógica de un NFT, pero entonces ¿Qué utilidad tienen?
La importancia en sí, no se circunscribe a que el NFT almacene las características particulares que hacen único e irrepetible al activo digital, pues habrán de suponer que si el activo digital es divulgado, pues no habrá nada que impida que sea reproducido hasta la saciedad por los internautas.
Supongamos que el NFT almacena una representación artística digital; desde el momento que el poseedor del NFT comparta la obra, lo cual es lógico tratándose de arte que merece y quiere ser exhibido; quedará expuesto a que la obra de arte sea replicada, máxime tratándose de un archivo que puede ser copiado, editado, y compartido mediante herramientas digitales.
¿Entonces? Pues, lo que realmente nos interesa es que el NFT atribuye la propiedad del activo digital, y esto es de suma importancia porque facilita la verificación de la propiedad y por tanto, incentiva su comercialización.
Precisamente, este ejemplo de una obra de arte digital, calza a la perfección para describir los recientes acontecimientos en torno al NFT.
Hasta ahora, la idea de pagar por la propiedad simbólica de un archivo digital, que puede ser capturado, almacenado y reproducido en el computador personal del internauta, resultaba poco probable. Así, parecía imposible monetizar las representaciones artísticas digitales.
Desde el punto de vista comercial, los NFT representan una respuesta, porque permiten asignar valor al arte digital. Claro, que ese valor esta plagado de subjetividad, tal como ocurre con las obras de artes físicas, y cualquiera puede simbolizar su trabajo para venderlo como NFT.
Entonces, NTF es un certificado de propiedad digital, que indica la procedencia, autenticidad, e indivisibilidad del activo digital. El propietario posee tanto la obra de arte como la ficha de verificación. Cuando el propietario quiere vender, todo lo que tiene que hacer es poner el certificado de token fungible en el mercado y la gente sabe que está comprando una obra de arte verificada que no ha sido falsificada.
Dicho esto, es posible imaginar un futuro en el que los asientos registrales sobre inmuebles se alojen en la cadena de bloques y la propiedad sea una cuestión de poseer el token que corresponde al asiento de propiedad. Cuando se quiera vender el inmueble, ya no habrá que visitar las oficinas de registro para protocolizar la escritura. En su lugar, se comercializará el token de propiedad en la cadena de bloques.
Por ejemplo, en un mercado inmobiliario global de 4 billones de dólares teóricamente podría existir como miles de millones de tokens no fungibles. Lo mismo ocurre con la propiedad de automóviles, los registros de sitios web, la propiedad histórica de artefactos, la extracción de recursos naturales, los derechos de agua, el rendimiento de los cultivos y muchas otras industrias en las que la propiedad certificada es importante.
«Somos una pequeña parte de un gran sueño, donde nuestros lectores son huéspedes en esta experiencia, y nosotros somos los anfitriones que hacemos su visita cada vez más agradable y nuestro sueño cada vez más real.»