Una enfermera de 35 años en Ocala, Florida, fue sentenciada a dos años de prisión por abusar sexualmente de su hijastro adolescente. La mujer, identificada como Alexis Von Yates, fue descubierta en pleno acto por su propio esposo, Frank, lo que desató un escándalo que ha conmocionado a la comunidad local.
El incidente ocurrió cuando el esposo de Von Yates regresó a casa de forma inesperada tras un turno nocturno. Al llegar, encontró a su esposa y a su hijo de 15 años manteniendo relaciones sexuales en el sofá. Al ser sorprendido, el adolescente corrió al baño, mientras que Von Yates intentó ocultarse bajo una manta.
Durante la investigación, surgieron declaraciones contradictorias. Von Yates afirmó que el menor le recordaba a su esposo cuando era más joven y que ella le había pedido que se detuviera. Sin embargo, la víctima declaró que su madrastra fue quien lo instó a continuar y reveló que, una semana antes del hecho, ya le había hecho insinuaciones y «bromas sexuales». Según la declaración jurada, ese día ambos habían consumido cannabis, jugado videojuegos y visto una película antes de que la situación escalara sexualmente.
Tras la denuncia presentada por el padre del menor, Von Yates fue arrestada en noviembre de 2024. Su licencia de enfermería fue suspendida poco después de su detención. Originalmente, enfrentaba cargos por abuso sexual agravado por una figura de autoridad familiar, que podrían haber resultado en cadena perpetua. No obstante, llegó a un acuerdo de culpabilidad que redujo el cargo a «conducta lasciva con un menor de entre 12 y 16 años».
El juez Timothy McCourt dictó una sentencia que incluye 24 meses de prisión, seguidos de dos años de control comunitario y diez años de libertad condicional como delincuente sexual registrada. Además, deberá cumplir 200 horas de trabajo comunitario y tiene prohibido cualquier tipo de contacto con la víctima.
Durante la audiencia de sentencia, la madre biológica del adolescente, quien ahora tiene 16 años, calificó a Von Yates como una «pedófila incestuosa» y una «cobarde» sin remordimientos. La madre expresó que su hijo fue «manipulado y vulnerado» por quien debía protegerlo y reveló que el joven no ha vuelto a hablar con su padre desde que ocurrió el incidente.
